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Salmo 2:1-3 NVI

“¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos? Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el SEÑOR y contra su ungido. Y dicen: ¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!”. Salmo 2:1-3 NVI

Hubo tiempos en que los destinos de las naciones eran regidos por personas que tenían un alto sentido de la responsabilidad y la ética.

Sus decisiones estaban usualmente alineadas con los preceptos morales y religiosos que Dios entregó al mundo por medio de su palabra.

En esos tiempos ser una persona noble significaba ser una persona con altos principios morales que tenían más peso que cualquier circunstancia.

En estos últimos días pocos gobiernos pueden darse el lujo de decir que actúan de acuerdo a principios cristianos.

Quienes hoy lo hacen muchas veces lo hacen obligados por las restricciones constitucionales que fueron diseñadas por estadistas que tenían un alto concepto de la moralidad y la libertad.

No te sorprenda cuando veas que las acciones de los gobiernos están altamente reñidas con la moral, la virtud y la paz.

Es la manera como el mundo y sus líderes demuestran su rebelión en contra de la autoridad de Dios.

Para quienes se oponen irresponsablemente a los planes de Dios ya hay un juicio y una sentencia establecida.

Todos los avances liberales que hoy ellos consideran victorias se convertirán en cenizas y un vago recuerdo.

Su castigo no tarda y será severo y justo.

Sus rugidos de hoy serán el llanto de mañana.

Confía en Dios y en su justicia la cual es tan segura como el sol que sale todas las mañanas.

Amén.



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