“Dichoso
el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia. Porque ella es de más
provecho que la plata y rinde más ganancias que el oro. Es más valiosa que las
piedras preciosas: ¡ni lo más deseable se le puede comparar!”. Proverbios
3:13-15 NVI
Ya
lo he dicho y lo repito, el fundamento de la dicha no son las riquezas.
El
fundamento de la dicha es la sabiduría.
Estoy
hablando de la verdadera sabiduría, la que viene de lo alto, la que nos
acerca a Dios y nos enseña la obediencia y el respeto hacia él.
No
la sabiduría mundana que es mero conocimiento y aparente sentido común y
racionalidad que cambia tan a menudo que nos ha hecho llegar al desastre de
postmodernismo y sus ambigüedades.
Lamentablemente
el mundo ha tratado de alcanzar la sabiduría mediante la filosofía.
Algo
muy somero han conseguido, más la filosofía es incapaz de llevarnos a la
verdadera sabiduría por cuanto esta sólo puede provenir de Dios y muy pocos
filósofos creen en él y mucho menos lo buscan.
Gracias
a Dios que tenemos su palabra, la cual es muy efectiva para llevarnos al
verdadero conocimiento y la perfecta sabiduría.
Amén.
0 comentarios:
Publicar un comentario