“Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi
corazón; les daré a conocer mis pensamientos”. Proverbios 1:23 NVI
Para los hijos de Dios el proceso de reprensión es
necesario porque forma parte del proceso de aprendizaje.
Nadie nace sabiéndolo todo.
Hay mucho que aprender y parte de lo que se aprende
tiene que ver con decisiones que tomamos que no son las más convenientes para
nosotros y que las hemos tomado al margen de los principios que Dios ha
preparado para nuestra vida.
Estas grandes equivocaciones necesitan ser colocadas
sobre la mesa para ser analizadas y corregidas según la dirección que señale la
buena voluntad de Dios.
El ser humano es desobediente por naturaleza y esto
hace que muchas veces nos rebelemos en contra de la voluntad divina para tratar
de imponer nuestros criterios y pareceres.
Es aquí donde la reprensión pasa a jugar un
importantísimo papel en la crianza del hijo de Dios.
La disciplina es necesaria y no se sabe de ningún
proceso de aprendizaje que haya tenido buenos resultados sin haber hecho uso de
ella.
La reprensión nos hará más sabios, siempre y cuando la
aceptemos con agrado y entendamos que ella tiene un importante propósito para
nosotros.
Sin ella nunca podremos avanzar hacia la madurez
espiritual.
Por medio de ella podremos beber de las aguas de la
fuente de la sabiduría para fortalecer nuestra relación con Dios y entender
mejor sus propósitos.
¿Te encuentras en este momento bajo la reprensión del
Padre celestial?
Saca todo el provecho que puedas de esa situación.
A medida que vayas comprendiendo cómo funciona la
disciplina en tu proceso de crecimiento y la aceptes de corazón, ella será cada
vez menos necesaria para alcanzar el progreso espiritual.
Amén.
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